Este manuscrito de Aguirre del Río, hallado entre los fondos del Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, que ahora se publica permite establecer una nueva periodización de la lexicografía gallega. Ya no será posible decir que el primer diccionario gallego es de 1863 y que fue publicado por los hermanos de la Iglesia a partir de un original de Francisco Rodríguez. Ahora deberá señalarse que el primero es de Luís Aguirre del Río, pues su obra es un proyecto rematado (portada, título...) en el año 1858. Las fichas sueltas, cedidas por Justo Cortizo, añadidas al manuscrito conforman un diccionario que en número de entradas es de los mayores del S. XIX.
Anselmo Gómez de la Torre accede a la Mitra tudense tras una vida consagrada a la Orden benedictina. Entre 1689 y 1720 emprende una intensa actividad de patronazgo artístico, ya sea como promotor o en su condición de mecenas del Cabildo catedralicio. Durante su mandato impulsa la reforma arquitectónica y dotación de la capilla de Santa Catalina, convirtiéndola en recinto privativo de su linaje familiar. La inusual generosidad de este prelado posibilita que la basílica pueda despertar de un profundo letargo por medio de la renovación del mobiliario litúrgico y sus programas figurativos. Al amparo de su magnificencia se construyen retablos, las puertas de entrada a la basílica, las cajas de los órganos, la cajonería de la sacristía mayor y dos sillerías en la sala capitular y el coro. Esta última es objeto de estudio del presente libro, junto con la figura del mitrado cántabro, cuyo blasón figura en la cátedra episcopal. A partir de su contratación en 1699 se crea una sinergia muy productiva entre el obispo, el maestro Francisco de Castro Canseco y el canónigo Juan de Armida y Puga, que ejerce de mentor. La obra lignaria alberga cinco series iconográficas...
Desde que se iniciase la renovación de la arquitectura gótica, este nuevo lenguaje barrió el continente europeo y sus colonias de norte a sur y de este a oeste. En este contexto paneuropeo la Corona de Castilla jugó un papel esencial como emisora y receptora de novedades artísticas gracias a maestrosy cuadrillas de canteros que viajaron entre diferentes reinos y regiones, maestros que con sus trayectorias profesionales dibujaron otras que conforman redes de intercambio de experiencias constructivas. En la presente obra se han perfilado trayectorias e intercambios artísticos entre estos diferentes reinos (Corona de Castilla, Corona de Aragón, Reino de Valencia, Italia, Portugal e Inglaterra) y la difusión de los mismos por la geografía atlántica (Canarias o África). Ambas trayectorias, las geográficas y las vitales (profesionales), se entienden en el ámbito de la relevancia que adquiere en esas fechas bajomedievales la “cultura del intercambio”, intercambio de saberes y técnica, de recetas y modelos para construir, o de repertorios ornamentales de labra arquitectónica.
A través de la trama biográfica de la reina Beatriz de Portugal se estudian en este libro, junto al tema nuclear de la legitimidad dinástica, otros aspectos como el impacto del Cisma de Occidente en la pugna sucesoria, la puesta en marcha de una Iglesia nacional hispana bajo la iniciativa de Benedicto XIII, o la situación de los exiliados portugueses en la corte de los Trastámara, agrupados bajo el amparo de la reina o de los hijos de doña Inés de Castro. Se tratan también las repercusiones literarias de la pugna dinástica, su influencia en el mundo universitario, y sus implicaciones en el terreno del pensamiento. Completa el estudio una colección diplomática concebida a modo de reconstrucción de lo que pudo ser en su tiempo la cancillería de la reina doña Beatriz.
En el primer tomo se hace una revisión crítica de las cuestiones básicas del monacato altomedieval, que discrepa bastante de lo afirmado hasta ahora en los tratados y estudios monásticos. El capítulo primero estudia las Reglas del monacato visigodo. El eremitismo gallego es el objeto del segundo capítulo, en el que se analizan la documentación y los enclaves tenidos por eremíticos. En el capítulo tercero se enjuician los planteamientos que ven el monacato visigodo dividido en dos corrientes monásticas, una heterodoxa y otra ortodoxa. El segundo tomo recoge la existencia de unos quinientos monasterios de la Galicia altomedieval; de cada monasterio se hace constar el nombre, su santo titular, ubicación, fuentes documentales e información bibliográfica. Siguen nueve Apéndices, entre los que destacan los dedicados a la Canónica compostelana, al Testamento del Conde Osorio Gutiérrez, a los dos primeros documentos de Oseira, y a la "Ribera Sagrada".